Una sonrisa delicada y
tímida :
-¿A dónde ? ¿Al parque ? ¿Quieres que pasemos al
parque ? Le pregunté yo
-Si. Fue la simple contestación de Mario
No esperó a que yo le dijera que si que queria pasar, pasó él caminando
despacio con su manera de caminar peculiar, sacaba los pies hacia fuera y se
valanceaba hacia un lado y hacia el otro. Me quedé quieta en la puerta del
parque, Mario seguía avanzando a si que me dije a mi misma : vamos, hacia
dentro.
Con tres pasitos más ràpidos me puse a la misma altura de él, y seguí
caminando al mismo paso que él.
Caminamos durante un minuto sin decir nada, Mario no es el típico chico
que saca conversación de donde no la hay, a él le gusta el silencio y hablar
cuando es necesario. Es de esas personas que expresan más con la mirada que con
las palabras.
De un momento a otro me paró con un suave gesto con la mano. Me dijo
que habíamos llegado.
-¿A dónde ? Le volví a repetir mirándolo. No me hizo falta nada
más que girar la cabeza hacia el frente para ver un paisaje precioso. Caminé
dos pasos hacia delante miré a mi alrededor y con cara de asombro le volví a
preguntar : ¿Esto ha estado siempre aqui ?
Mario se echó a reir, y me dijo : Claro, vives en un lugar que no
conoces.
Llevaba razón porque llevaba viviendo en aquella ciudad dos años y
había caminado por ese parque pero nunca me había adentrado en él. Habíamos
hecho millones de veces botellones allí, había estado con Jon allí en unbanco
pero nunca había visto ese paisaje tan bonito.
El parque lo atravesaba un pequeño estanque con el agua azul turquesa,
me recordaba a un color familiar pero no sabía a cual. Al rededor del estanque
había rocas que servian de asiento para contemplar aquel paisaje tan relajante.
Dentro del estanque había patos, que nadaban y comian de las migas de pan que
la gente les daba.
Mientras yo seguía mirando aquel paisaje tan bonito Mario fue hacia una
roca se sentó y siguió mirando el paisaje. Cuando vi que él estaba sentado
junto a una roca mirando el estanque intenté ir hacia donde estaba él. Empecé a
caminar sobre esas rocas y me di cuenta de que con mis sandalias no podía, a si
que me las quité con mucha suavidad y las sostuve en mi mano hasta llegar hasta
la roca donde estaba él. Mi vestido de vuelo blanco se danzaba con el viento.
Me senté despacio para no caerme al lado de Mario.
-¿Por qué me has traido aqui ? Le dije
- No se, me gusta. Me dijo mientras seguía mirando al estanque. ¿Y a
ti ? Giró la cabeza y me miró con esos ojos verdes para hacerme esta
última pregunta.
-Es uno de los lugares más bonitos que he visto nunca.
-¿Cuál es el sitio que más te ha gustado que hayas visto ? Me preguntó
Mario con mucha curiosidad
- Una parte de la costa de Italia, no eran playas como las de aqui eran
distintas, el color del agua era especial, como el de este estanque. Le miraba
a los ojos mientras le decía todo esto. El agua tenía reflejos del color de tus
ojos. Aparté la vista de su mirada de inmadiato, sin saber porque. Eran unos
pueblecitos pesqueros a los que solo se puede llegar en barco, Cincue Terre.
-Nunca he estado, pero si te portas bien te volveré a llevar.
Nos echamos los dos a reír.
-¿Y el sitio que más te ha gustado a ti ? Le pregunté con ganas de
saber la respuesta.
-La costa de Portugal me gustó micho. Yo no necesito que un sitio sea
especial por lo bonito que sea si no que se transforme ese sitio en especial
por lo que me haya pasado allí.
No pregunté ni quise saber que era aquello tan especial que le había
pasado en Portugal. Me gustaba mucho aquel estanque, estaba a gusto con la
compañía de Mario, pero estaba aún triste por Jon.
Mario notó que comenzaba a estar un poco distante, se dio cuenta y
empezó a distraerme.
- ¡Mira ! Me dijo mientras se ponía de pie en la roca. ¿Qué te
apuestas a que soy capaz de estar de pie a la pata a coja sin caerme durante
más de treinta segundos ?
- No me apuesto nada porque si lo estas proponiendo es que lo
conseguirás. Le dije sin mostrar mucho aprecio en mi voz.
- Entonces tienes miedo de perder una apuesta, me iba a apostar una
entrada para el concierto de Fito y fitipaldis pero si no quieres…
- ¿Qué dices ? ¿Tienes entradas ? Le dije mientras me ponía
de pie, mostré mucho interés.
- Si, y si pierdes la apuesta tendrás entradas para ti y alguién más y
si gano yo irás al concierto conmigo. Me dijo con un toque de chulería en su
voz.
- Está bien, apostaremos, pero a mi manera. Le dije, completamente consiguió
distraerme y pensar en otra cosa. Tienes que ser capaz de hacer el pino en esta
roca sin caerte, si lo consigues tu ganas.
- ¿Solo eso ? Eso está echo chavala
Me sorprendí mucho, pensé que se echaría a tras de inmediato. Se puso
de rodillas en la roca, colocó sus manos en la fría piedra y lentamente levantó
los pies hacia arriba, era increible el equilibrio que tenía. Aguantó más de
cuatro segundos haciendo el pino y lentamente bajó las piernas y volvió a
colocarse con mucha firmeza de pie sobre la roca.
-Creo que has ganado le dije con poco entusiasmo, no me gustaba perder
una apuesta.
- No tan rápido Blanquita, no creeras que voy a ganar tan fácil, a mi
lo fácil no me gusta. Tu también tienes que hacer el pino sobre la roca y si no
lo consigues entonces realmente habré ganado.
-Está bien. Me decidí a colocarme en otra roca para empezar a hacer la
pirueta cuando sin saber como me resbalé y perdí el equilibrio totalmente.
Rápido Mario me agarró con una mano en mi cintura y la otra en la espalda. Quedaron
nuestras cabezas muy cerca la una del otro. No sabía que decir, estaba asustada
aún por caer al estanque, respiré una vez profundamente aún en sus brazos lo
miré a los labios y le dije gracias.
-¿Estás bien Blanca ? Me preguntó muy interesado.
- Si, gracias. Poco a poco volviamos a sentarnon en las rocas.
- Definitivamente he ganado la apuesta, decía muy orgulloso de si mismo
mientras le salía una risita pilla de esos dientes tan perfectos.
Solo pude decirle que si, mientras me colocaba el pelo detrás de la
oreja y me salía una sonrisa delicada y tímida.