sábado, 4 de agosto de 2012

Décimo tercer capítulo



Una sonrisa delicada y tímida :

-¿A dónde ? ¿Al parque ? ¿Quieres que pasemos al parque ? Le pregunté yo
-Si. Fue la simple contestación de Mario

No esperó a que yo le dijera que si que queria pasar, pasó él caminando despacio con su manera de caminar peculiar, sacaba los pies hacia fuera y se valanceaba hacia un lado y hacia el otro. Me quedé quieta en la puerta del parque, Mario seguía avanzando a si que me dije a mi misma : vamos, hacia dentro.
Con tres pasitos más ràpidos me puse a la misma altura de él, y seguí caminando al mismo paso que él.
Caminamos durante un minuto sin decir nada, Mario no es el típico chico que saca conversación de donde no la hay, a él le gusta el silencio y hablar cuando es necesario. Es de esas personas que expresan más con la mirada que con las palabras.
De un momento a otro me paró con un suave gesto con la mano. Me dijo que habíamos llegado.
-¿A dónde ? Le volví a repetir mirándolo. No me hizo falta nada más que girar la cabeza hacia el frente para ver un paisaje precioso. Caminé dos pasos hacia delante miré a mi alrededor y con cara de asombro le volví a preguntar : ¿Esto ha estado siempre aqui ?
Mario se echó a reir, y me dijo : Claro, vives en un lugar que no conoces.
Llevaba razón porque llevaba viviendo en aquella ciudad dos años y había caminado por ese parque pero nunca me había adentrado en él. Habíamos hecho millones de veces botellones allí, había estado con Jon allí en unbanco pero nunca había visto ese paisaje tan bonito.
El parque lo atravesaba un pequeño estanque con el agua azul turquesa, me recordaba a un color familiar pero no sabía a cual. Al rededor del estanque había rocas que servian de asiento para contemplar aquel paisaje tan relajante. Dentro del estanque había patos, que nadaban y comian de las migas de pan que la gente les daba.

Mientras yo seguía mirando aquel paisaje tan bonito Mario fue hacia una roca se sentó y siguió mirando el paisaje. Cuando vi que él estaba sentado junto a una roca mirando el estanque intenté ir hacia donde estaba él. Empecé a caminar sobre esas rocas y me di cuenta de que con mis sandalias no podía, a si que me las quité con mucha suavidad y las sostuve en mi mano hasta llegar hasta la roca donde estaba él. Mi vestido de vuelo blanco se danzaba con el viento.
Me senté despacio para no caerme al lado de Mario.
-¿Por qué me has traido aqui ? Le dije
- No se, me gusta. Me dijo mientras seguía mirando al estanque. ¿Y a ti ? Giró la cabeza y me miró con esos ojos verdes para hacerme esta última pregunta.
-Es uno de los lugares más bonitos que he visto nunca.
-¿Cuál es el sitio que más te ha gustado que hayas visto ? Me preguntó Mario con mucha curiosidad
- Una parte de la costa de Italia, no eran playas como las de aqui eran distintas, el color del agua era especial, como el de este estanque. Le miraba a los ojos mientras le decía todo esto. El agua tenía reflejos del color de tus ojos. Aparté la vista de su mirada de inmadiato, sin saber porque. Eran unos pueblecitos pesqueros a los que solo se puede llegar en barco, Cincue Terre.
-Nunca he estado, pero si te portas bien te volveré a llevar.
Nos echamos los dos a reír.
-¿Y el sitio que más te ha gustado a ti ? Le pregunté con ganas de saber la respuesta.
-La costa de Portugal me gustó micho. Yo no necesito que un sitio sea especial por lo bonito que sea si no que se transforme ese sitio en especial por lo que me haya pasado allí.
No pregunté ni quise saber que era aquello tan especial que le había pasado en Portugal. Me gustaba mucho aquel estanque, estaba a gusto con la compañía de Mario, pero estaba aún triste por Jon.

Mario notó que comenzaba a estar un poco distante, se dio cuenta y empezó a distraerme.
- ¡Mira ! Me dijo mientras se ponía de pie en la roca. ¿Qué te apuestas a que soy capaz de estar de pie a la pata a coja sin caerme durante más de treinta segundos ?
- No me apuesto nada porque si lo estas proponiendo es que lo conseguirás. Le dije sin mostrar mucho aprecio en mi voz.
- Entonces tienes miedo de perder una apuesta, me iba a apostar una entrada para el concierto de Fito y fitipaldis pero si no quieres…
- ¿Qué dices ? ¿Tienes entradas ? Le dije mientras me ponía de pie, mostré mucho interés.
- Si, y si pierdes la apuesta tendrás entradas para ti y alguién más y si gano yo irás al concierto conmigo. Me dijo con un toque de chulería en su voz.
- Está bien, apostaremos, pero a mi manera. Le dije, completamente consiguió distraerme y pensar en otra cosa. Tienes que ser capaz de hacer el pino en esta roca sin caerte, si lo consigues tu ganas.
- ¿Solo eso ? Eso está echo chavala
Me sorprendí mucho, pensé que se echaría a tras de inmediato. Se puso de rodillas en la roca, colocó sus manos en la fría piedra y lentamente levantó los pies hacia arriba, era increible el equilibrio que tenía. Aguantó más de cuatro segundos haciendo el pino y lentamente bajó las piernas y volvió a colocarse con mucha firmeza de pie sobre la roca.

-Creo que has ganado le dije con poco entusiasmo, no me gustaba perder una apuesta.
- No tan rápido Blanquita, no creeras que voy a ganar tan fácil, a mi lo fácil no me gusta. Tu también tienes que hacer el pino sobre la roca y si no lo consigues entonces realmente habré ganado.
-Está bien. Me decidí a colocarme en otra roca para empezar a hacer la pirueta cuando sin saber como me resbalé y perdí el equilibrio totalmente. Rápido Mario me agarró con una mano en mi cintura y la otra en la espalda. Quedaron nuestras cabezas muy cerca la una del otro. No sabía que decir, estaba asustada aún por caer al estanque, respiré una vez profundamente aún en sus brazos lo miré a los labios y le dije gracias.
-¿Estás bien Blanca ? Me preguntó muy interesado.
- Si, gracias. Poco a poco volviamos a sentarnon en las rocas.
- Definitivamente he ganado la apuesta, decía muy orgulloso de si mismo mientras le salía una risita pilla de esos dientes tan perfectos.
Solo pude decirle que si, mientras me colocaba el pelo detrás de la oreja y me salía una sonrisa delicada y tímida.

martes, 17 de julio de 2012

Duodécimo capítulo

¿Pasamos?

En el banco tenía que ingresar la cantidad de 175€ para el alquiler de nuestro piso, justo el día 3 el banco daba orden de ingresar el dinero en la cuenta del casero y estábamos a día 2 a si que ya tocaba acercarse a ver a Mari Sol, la chica que siempre nos atendía en el banco, como su propio nombre indica es un verdadero sol.
Salí del banco guardando mi monedero marrón en mi bolso pequeño de asa larga dorada, no miré la salida, ya en la calle caminaba cerrando el bolso y alguien me dijo:
- ¿Quieres que vuelva a pasar con la moto?
Era Mario, no sabía de donde había salido pero estaba apoyado en su moto negra, con su camiseta gigante color blanca que resaltaba por completo con esos ojos verdes tan expresivos.
-¿Por qué? ¿Es que te interesa que se me suba el vestido otra vez? Contesté con el tono de voz un poco áspero.
-Lo decía porque cuando me he girado para ver como me insultabas por haber pasado así de deprisa con otras intenciones, (de repente se le puso una risita de pillo que comenzaba a conocer) he visto una sonrisa en vez de una Blanca malhumorada. Y lo cierto es que me gusta más verte reír que llorar. (Lo decía por la noche que me acompañó a casa).
-A mí también me gusta más reírme que llorar, te lo aseguro. Le contesté con mi mejor educación, estaba muy agradecida por la ayuda que me prestó.
-¿Estás mejor? Me preguntó mientras se acercaba un poco más a mi, estábamos como a tres metros de separación, ahora estábamos a uno y medio.
-Poco a poco. No supe que más contestarle, mi voz se fue apagando hasta que finalmente me quedé en silencio. Me quedé mirando al suelo con la mirada perdida.
-¿Con lo que pasó, y lo mal que estabas lo único que se te ocurre decirme es un triste "poco a poco"?
Me dijo un poco incrédulo.

De repente, me cogió del brazo andaba rápido con una sonrisa malévola pero a la vez encantadora, y empezó a caminar mientras yo le decía, repetía y finalmente gritaba: ¿Qué haces? ¿Dónde vamos? Suéltame que puedo ir yo sola...
Él se reía cada vez que le repetía todo aquello, cruzamos un paso de cebra y unos metros más, hasta que acabó soltándome riéndose. Yo no me reía hasta que vi que él no podía parar, al final acabé riéndome también. Levanté la cabeza y estábamos ante la puerta principal de un grandísimo y precioso parque donde había muchos niños correteando y jugando.
-¿Pasamos?  ¿O te vas a quedar ahí de por vida plantada como si fueras una estatua?




domingo, 15 de julio de 2012

Úndécimo capítulo:


De camino al banco

Me despierto, miro al blanco techo, la luz entra por la ventana, los bonitos y primeros rayos de sol del verano se cuelan por mi estor azúl, provocando un despertar de lo más feliz. Me froto los ojos, y antes de lo que me hubiera gustado empiezo a recordar que Jon y yo ya no estamos juntos. Lo feliz que parecía el día, comienza a entristecerse. No pierdo ni un minuto más recordando el pasado, me levanto y cojo un vestido blanco de mi perchero. Lo coloco encima de la cama como de costumbre, saco ropa interior del cajón y me visto. El vestido es una monada, de manga corta con el cuello de bebé entallado hasta la cintura, y de pronto le sale un vuelo gigante, además es minifaldero. Lo combino con unas sandalias planas color cobre de muchas tiras. El pelo me lo coloco hacia un lado y lo rizo un poco.
Me dispongo a salir a la calle para ingresar el dinero del alquiler en el banco, y de paso consultar unas dudas de las asignaturas de la carrera, pero no sin antes echarme mi colonia preferida de vainilla, ya sabéis todas que utilizo la colonida de Yves Rocher desde que tengo catorce años.
Bajo las escaleras blancas de mi portal, empiezo a andar por la calle, hace un día precioso. Veo a los niños en sus carros felices, siendo paseados por sus madres, padres o abuelas. Los niños están felices es verano.
Pienso en lo mucho que me hubiera gustado formar una familia con Jon, y rápido se me va de la mente, intento hacerme la dura, mantenerme distraída con otras cosas para no pensar en Jon, sigo destrozada.
Cuando estoy a punto de cruzar el paso de cebra para acceder a la acera de enfrente donde se encuentra el banco, de repente un ruido muy grave de un tubo de escape hace que gire mi cabeza. Es la moto de Mario, pensé. En efecto, lo era. Mario pasó a toda velocidad con su moto rápido como el viento, el pelo se le iba hacia detrás de la velocidad, se le veían aún más esos preciosos y animados ojos verdes, tenía los labios gruesos y sonrojados, serio como lo conocí la primera vez, y con esa mirada que aún me seguía diciendo mi subsconsciente que era diferente, era especial.
El rápido viento que originaba con su moto hizo que se me levantará el vestido blanco igua que a Marilyn Monroe. Mario no me había visto, hasta que grité cuando se me levantó el vestido: -Eee!!
Él simplemente miró hacia detrás al oír el grito, se echó a reir con esa sonrisa tan pilla que tiene y siguió conduciendo.
No podía explicar porque, pero yo también me eché a reír. La gente que había visto como se me levantó el vestido también reía,
Y cuando se puso el semáforo de peatones en blanco crucé el paso de cebra que aún no me habían dejado cruzar y entré al banco.





miércoles, 11 de julio de 2012

Décimo capítulo


El tiempo lo cura todo

Subí en el ascensor con más gente, mis ojos iban a explotar de lágrimas. Rápido llegué al quinto, la planta donde vivía. Metí la llave rápido en la cerradura, giré con fuerza para abrir rápido como si un monstruo me persiguiera. No era ningún monstruo, era algo peor, mis recuerdos volvían a mi cabeza. Todo lo bueno vivido con Jon se me venía a la cabeza : el día que nos conocimos, el día de nuestro primer beso, nuestra primera vez juntos, ambos inexpertos que no sabíamos lo que hacer, nuestras mañanas en verano en la playa, la manera en la que me sacaba de mis casillas cuando empezaba a gritarle y acaba riéndome de como me hacía burla… Atravesé el pasillo de mi piso rápido, para llegar a la habitación y echarme a llorar sobre la cama.
Aún nadie se había levantado, todo estaba silencioso, seguían los vasos de cubata encima de la mesa, las botellas, los ceniceros hasta arriba… Lo que es un piso de estudiantes después de una noche de fiesta.
Seguía llorando, los recuerdos paseaban mi cabeza sin darles yo permiso, no podía controlar mis pensamientos.
De repente escuché el ruido de como se abría una puerta, los pies arrastrase de Celeste. Entró en mi habitación y al verme con los ojos hinchados y llenos de lágrimas supo que había pasado algo. No preguntó. Tan solo me dio un abrazo esperando a que yo le hablara de lo ocurrido.
Comencé a contarle todo lo sucedido anoche, le dije que hacía no más de quince minutos que habíamos roto Jon y yo.
Celeste se quedó sin palabras lo único que repetía es : -Que hijo de puta.
Yo pensaba que se había comportado fatal, confiaba mucho en él, y esto era lo que podía esperar de la persona que más confiaba.
Por dentro estaba destrozada.
Espero que sea verdad lo de que el tiempo lo cura todo.



martes, 10 de julio de 2012

Noveno capítulo


Me subí a casa :

Abro los ojos, y me pregunto donde estoy. ¿Nunca habéis tenido la sensación de despertaros y no saber donde estás ? Eso me pasa. Me incorporo, miro hacia delante y hacia los lados.
Ya, tranquila Blanca, estás en tu piso, en tu cama y en tu habitación.
¿Qué pasó anoche ? Parece que iba borracha anoche tengo la mente un poco nublada.
Empiezo a recordar todo de golpe : Jon con la chica en los baños, Mario con sus enormes y preciosos ojos cuando lo vi irse a lo lejos con su moto, mis amigas y compañeras de piso entrando en mi habitación preocupadas…
Debí de quedarme durmiendo en cuanto me metí en la cama para hacer como  que estaba dormida.
Cojo el movil para mirar la hora. ¡¡¡¡Nada más y nada menos que 22 llamadas de Jon y un mensaje :
Perdona, me arrepiento, tenemos que hablar.

Conforme leo ese mensaje me crece rabia por dentro, me levanto de la cama voy al baño a lavarme la cara.
Todo el pasillo estaba silencioso y el salón seguía con botellas encima de la mesa de anoche, creo que nadie se ha despertado todavía.
Al mirarme al espejo después de lavarme la cara no se a quien veo, si soy Blanca, con mis ojos azules y mi pelo rubio, pero ¿soy la novia de Jon ?, ¿seré la ex de Jon ? Mi cabeza me dice que es un cabrón que lo ha hecho fatal y que no se trata así a alguien que supuestamente quieres. Pero algo dentro de mi le da pena, le tiene cariño…
Me dirijo a la habitación, cojo una bolsa del armario y empiezo a meter dentro de ella una foto que tenía de Jon, una carta que me escribió, un boli que me regaló de Irlanda, una camiseta que detrás ponía su nombre de una peña y unas llaves que se olvidó en mi piso.
De momento no se lo que haré con estas cosas, pero las quiero fuera de mi vista, las esconderé.
Y con Jon tampoco se lo que haré.

Me visto, hoy no tengo el día muy animado a si que colores grises y negros. Me pongo un pantalón corto negro ajustado, con una camiseta gris de tirante gordo y unas sandalias planas negras con tiras que cruzan todo el pie. Me hago coleta y me dirijo a la calle. Quiero que me de el aire, pensaba mientras bajaba en el ascensor.
Al salir a la puerta y bajando por las escaleras blancas vi que estaba sentado en ellas Jon.
De repente se me ha puesto cara de mala leche, lo noto conforme bajo las escaleras.
Apriento los dientes con toda mi rabia, los ojos se me hacen pequeños de pensar en lo que vi anoche. Cuando totalmente lo tengo en frente no me salen otras palabras : -¿Qué haces aqui ?
-Venía a pedirte perdón, me dijo él.
-No hace falta que me presentes tus disculpas, porque ni las quiero ni las voy a aceptar, le dije orgullosa de mi por haber resuelto en un minuto lo que iba a hacer con él.
-Pero yo te quiero, me dijo con voz tristona y bajita.
-¿Me quieres ? Es decir, ¿me quieres pero necesitas tirarte a otra ?, ¿Qué clase de sentimientos son esos ? Para mi hemos acabado, por favor no me molestes más, nuestra relación a acabado de una manera muy triste no hagas que acabe peor.
Por un momento me dio pena, se le inundaron los ojos de lágrimas, me sentía mal por hacerle daño, pero ¿por qué tengo que ser yo siempre quien lo pase mal ? Al fin y al cabo yo no me había metido con otra en el baño a las espaldas de mi novio para ponerle los cuernos.

Le di un beso en la mejilla y me subí otra vez a casa.


lunes, 9 de julio de 2012

Octavo capítulo:


Jon no está con ella :

Seguimos caminando hasta llegar a mi portal, tiene unas altas escaleras blancas hasta la puerta.
Le di las gracias por haberme ayudado. El se mostró sonriente y satisfecho de haberme podido ayudar.
Antes de subir a casa le pregunté su nombre, aún no sabía que nombre ponerle a ese dulce chico rubiete con ojos verdes que no había dejado que caminara sola hasta casa después de haber pasado semejante trago aquella noche.
-Mario, me dijo.
Pensé que era un nombre bonito, corto, sin diminutivos, sin significado oculto, me gusta.
-No te preocupes por nadie Blanca, me habló con voz muy bajita sosteniendo con sus dos manos mi rostro. Esta noche lo has pasado mal, son lecciones que no olvidarás. De ti depende perdonar a tu chico cuando mañana venga a suplicarte y a llorarte por haber cometido semejante tontería. Yo si tuviera una novia como tu no podría irme a dormir por la noche sin saber que está bien, o sin darle un beso de buenas noches.
Me senté en uno de esos escalones blancos y fríos de la escalera no quería subir a casa, mi habitación esta llena de trastos que me recordarían a lo que había pasado esta noche.
Mario se sentó a mi lado.
-¿Por qué me estás ayudando ? Le pregunté
Mario se despidió de mi con un gesto con la mano y con un simple hasta luego.
-Espero que estés bien, continuó.

Lo vi como se alejaba de la avenida, siguió andando y andando hasta coger su moto que la había dejado al final de la avenida para poder acompañarme andando. Vi como cogió su moto y como se desvanecía el horrible ruido del tubo de escape de la moto.

No pasaba un alma por la calle, no quería subir a casa pero tenía frío en las escaleras, corría el aire. A si que saqué del pequeño bolso que llevaba las llaves y me decidí a entrar.
Cuando llegué a mi habitación me tumbé en la cama, empecé a pensar en todo lo sucedido esa noche. Y en las palabras de Mario :  cuando mañana venga tu novio a suplicarte y a llorarte por haber cometido ese error…
¿Qué voy a hacer ? Pensaba…
¿Lo voy a perdonar ?, ¿Los cuernos se perdonan ?, ¿Lo quiero tanto como pensaba ?
Todas estas preguntas giraban en torno a mi mente, se colpasaba, mis ojos no paraban de soltar lágrimas.
En ese momento escuché la puerta, mis compañeras de piso acababan de llegar, las escuché de fondo que preguntaban por mi. No quería que me vieran llorar a si que rápido y con la ropa puesta, deshice la cama, me metí dentro de ella e hice como que dormía. Abrieron la puerta, y como aparentemente estaba durmiendo no me preuntaron nada. Cerraron la puerta, menos mal pensé.
Escuché que dijeron : Que raro, Jon no está con ella. Así se llama mi novio.

sábado, 7 de julio de 2012

Séptimo capítulo:


Caminar otra vez:

Era el chico de la moto y el chico de la barra. Aquel chico de ojos verdes con el pelo larguito castaño claro. Aquel que tenía una mirada tan interesante, y que cuando me tomé el trago de tequila se rió de mi, el mismo.
Me quedé paralizada al verlo de cerca, son los ojos más bonitos que nunca he visto. No eran simplemente verdes, al rededor de la pupila tiene rallitos amarillo mostaza que se entremezclan con el verde de sus ojos. Y el borde de su iris verde es de un tono mucho más oscuro.
-¿Estás bien ? Me preguntó, ¿te ha sucedido algo malo ? ¿quiéres que llamemos a la policía ?
Estaba algo aturdida, no sabía como de repente me lo había encontrado a este chico, era muy raro, mucha casualidad. Y que se preocupe tanto de mi un desconocido me resulta rarísimo.
Le contesté que no me había pasado algo grave, simplemente problemas personales, te agradezco tu interés.
-Te he visto como salías rápido del baño, con los ojos a punto de explotar de lágrimas, ¿de verdad que está todo bien ? Me preguntó con una voz muy dulce.
Yo ya no podía hablar estaba llorando mucho, simplemente le hice con la cabeza que si y seguí andando hacia mi casa.
El chico me volvió a hablar : - ¿Quiéres que te lleve a casa ? Tengo la moto aqui mismo.
Me giré, lo miré y miré a la moto. Gracias pero no subo en moto con desconocidos. Le contesté. Y seguí diciéndole : Pero te agradecería mucho si me acompañaras hasta la puerta de casa.
Ahora era el chico el que no hablaba simplemente me hizo un gesto con la cabeza de afirmación, colocó la moto bien para que no estorbara en la calle y se dispuso a acompañarme andando.
De repente empezó a sonar mi movil, no miré ni quien era simplemente lo apagué.
El chico no era tonto, sabía que algo me había pasado. Tenía interés en saberlo.
A si que fui yo la que empecé a contarle lo que había pasado :
-Resulta que me he encontrado al que hasta hace unas horas era mi novio en el baño de los tíos haciéndolo con una tía. Lo he escuchado que era él, he abierto la puerta del baño donde estaban y le he tirado la copa por encima.
El chico que caminaba a mi lado pero no demasiado cerca se acercó un poco más a mi, de repente exploté a llorar, él me detuvo me apartó el pelo de la cara y acariciándome muy suavemente la cara me dijo que no llorara, que no merecía la pena. Mis ojos no podían dejar de mirar los suyos, desde que lo vi por primera vez en la moto mis ojos se clavaron en los suyos, ejercé sobre mi como una especie de imán.
Empezamos a caminar otra vez, esta vez estaba más cerca de mi.
-Me llamo Blanca, le dije.